lunes, 26 de abril de 2010

Lo que dice Chávez, lo decimos nosotros (Para bien o para mal)

Escuchando el “Aló Presidente” del día de ayer, no se me ocurrió otra expresión que la que le da titulo a este escrito. El presidente dijo abiertamente que “Pérez Jiménez fue el mejor presidente que tuvo Venezuela” y que “le ganaría fácilmente a los adecos”. Añadiría que, en las actuales circunstancias, cualquiera le gana a los adecos. Pero ese no es el punto.

A la verborrea del presidente en el “Aló” nadie la puede ni quiere dar coto. Es lamentable, pues como líder de la revolución bolivariana, Chávez habla por todos los chavistas y los simpatizantes de este proceso de cambios. Y miré que decir que Pérez Jiménez fue el mejor presidente de Venezuela en toda su historia, es cavar hondo una herida que aún no sana en muchos venezolanos que son de izquierda y socialistas, recordando que sus padres y hasta abuelos lucharon contra ese criminal, torturador y déspota. Muchos fueron encarcelados, torturados y desaparecidos en los calabozos de la Seguridad Nacional, la triste mazmorra del abominable Pedro Estrada.

Estos desmanes no se pueden dejar pasar a un lado solo por que Pérez Jiménez haya construido, con su política de “concreto armado”, algunas obras importantes. Ninguna represa puede borrar los desaparecidos de aquel régimen. Ningún fuerte militar, u obra decorativa monumental, puede erosionar el recuerdo de muchos muertos y encarcelados. Como tampoco pueden borrarlos los 40 años de dichosa “democracia” puntofijista. Los muertos de los teatros de operaciones y los de la seguridad nacional solo se diferencian en sus ejecutores. Unos adecos y copeyanos, y otros gorilas militares de la derecha fascista.

Es extraño, pero ante estas palabras, ¿Cómo cambiara el discurso del 23 de enero, que nuestro gobierno ha llevado a cabo durante estos 10 años? Siempre se habla ante esa fecha, de la bravura del pueblo venezolano ante la barbarie de Pérez Jiménez, y la traición que paso después. Ahora pensándolo bien, si reconocemos el cambio de paradigma que se destila de las declaraciones del presidente, pareciera que los traidores fueron los que tumbaron al mejor presidente que hubo en Venezuela.

Probablemente esto termine llevándoselo el viento, como muchas declaraciones que ha dado el presidente (todavía recuerdo las declaraciones en torno a Idi Amín). Pero esto pesa mucho más en la psique del venezolano que cualquier otro gaffe o desliz que haya tenido el presidente. La gesta del 23 de Enero, con sus luces y sombras, aún esta grabada en la conciencia colectiva del pueblo, que describe en el levantamiento el desafío ante un régimen opuesto a sus aspiraciones. No se como los opositores no pueden hacer su festín con esto. La apología a Pérez Jiménez por parte del gobierno representaría una oportunidad dorada para la oposición. Es el pueblo versus el dictador, al menos simbólicamente, una vez más.

Y es peor para los demás, que en cargos del gobierno no pueden hacer más que ratificar las palabras del presidente hasta que esto pase. Yo particularmente no pienso hacerlo. No tengo ningún placer en decirlo, pero el presidente se pelo. Y feo. Pérez Jiménez, como cualquier otro dictador militar de los 50 y 60, despierta en mí sentimientos de profundo asco, y profundo dolor por los que vivieron esa época obscura. Representa el génesis del plan cóndor, continuado más tarde por los gobiernos de la 4ta. Representa la más abyecta represión contra comunistas, socialistas y libre pensadores en todos los rincones de Venezuela.

Unos edificios, por más bonitos que sean no esconden esta realidad. Mí Alma Mater, la Universidad Central, con lo bella que es, esconde entre sus muros los gritos de los miles de desaparecidos y torturados por Estrada and Company, de la misma forma que testimonian los de la cuarta, en contra esta vez de sus estudiantes.

Lo lamento, pero al “Aló” o se le ponen controles, o la verdad que debería desaparecer. El presidente se siente a sus anchas de decir lo que quiera, y con ello, nos condena a todos a ser vistos como simpatizantes de cosas abominables. Quizás el presidente actuó de conformidad con el lugar común presente en el subconsciente venezolano, donde se alaba las obras y la “seguridad” que había en esa época, donde según, se podía dormir con la puerta de la casa abierta.

Poco me importa. Ante la gente que me dice eso en la calle, yo le respondo de la misma manera. Si, podías dormir con la puerta abierta, pero con la boca cerrada, por que si resbalabas en decir lo equivocado, amanecías muerto o preso. Que sí la represa del Gurí es una obra monumental, pues al carajo, prefiero vivir a obscuras que humillado y sin libertad. Que si construyó Los Próceres, pues los desfiles se harían en otro lado y punto. Estoy convencido que sin Pérez Jiménez todo hubiera ocurrido igual, las represas y los monumentos históricos se hubieran construido, pero en libertad.

¿Quién le pone el cascabel al gato? El gaffe incluso fue atajado por el mismo presidente: “algunos dicen que hablo mucho en el “Aló Presidente”, pues yo habló más fuera de él”. Caray, pues no me quiero ni imaginar lo que se dirá en privado.

Adrián Hermógenes

No hay comentarios:

Publicar un comentario