lunes, 17 de agosto de 2009

Educación

Imagen: Pink Floyd, The Wall 1979


Siempre que se toma en cuenta la educación, se anteponen valores y principios que recogen identidades y culturas dominantes. Nuestras leyes de educación siempre han tenido ese componente de universalidad intramuros, ese cosmos de visiones y relaciones que conforman la nacionalidad. Últimamente, sin embargo, la transculturización, la globalización, y los valores éticos del pensamiento neoliberal, han transformado el debate de la educación y su regulación. Ya existen, como casi en cualquier aspecto, unas transnacionales educativas. Lo que persiguen estas transnacionales educativas, más allá de una educación crítica, global, formadora de ciudadanos, es crear un ente acrítico, consumidor, atrapado en la alienación del trabajo.

Busca sobre todo hacer un ser o ente desligado de su tierra, de sus costumbres, de la relación individuo-comunidad. ¿Cuáles son los objetivos de esto? pues ningún otro que perpetuar modelos de control y dominación, desde lo micro, Patrón- Trabajador, hasta lo macro, países Centro-Periferia. Es en este aspecto que la educación se torna política, irremediablemente, tanto los proponentes del modelo neoliberal, como los proponentes de la educación liberadora.

Hablar de alienación, irreductiblemente nos remonta a la teoría marxista. Hay que perderle el miedo a las dos palabras (marxismo y alienación), puesto que las dos están presentes en todos los aspectos de la vida. Sin querer sonar determinista, las relaciones sociales en el ámbito del capitalismo se fundamentan en la alienación del trabajador, ente social mayoritario en la sociedad, esa desconexión gradual de su entorno y sus necesidades, para que el trabajador nunca pueda cuestionar su explotación. Esta alienación tiene como jeringa al aparato educativo. Las sociedades que se promulguen capitalistas, buscaran una educación desarraigada, acrítica y deformante del hecho social, y convierte al ser humano en una caja vacía, que no cuestione ni critique, y que solo se ocupe de generar la plusvalía necesaria para que la clases dominante siga perpetuando el estatus quo.

Ahora bien, la educación acrítica y deformante no es solo patrimonio del capitalismo, sino que se ha reproducido en el ámbito del dogmatismo. Este dogmatismo tiene varias caras, me referiré a dos principalmente. El dogmatismo religioso y el dogmatismo político.

El primero de ellos ha sido piedra angular del proceso capitalista de alienación social. El dogma esta representado por universales incuestionables, que ha base de fe y de no cuestionamiento, ha hecho posible las más grandes muestras de intolerancia. Hacer una educación desdogmatizada de la religión es más que un deber, es una obligación. Los estados se deben a todos los integrantes, y su laicidad es una obligación ética. Hacemos la salvedad que laicidad no es lo mismo que el estado sea ateo. La cualidad de laicidad implica respeto entre Estado y Religión, estableciendo su separación, libertad de culto, de ritos y de prácticas sociales vinculadas a la actividad religiosa. Ser ateo es estar opuesto a la religión, su exclusión de la vida social por medio de la ley, su eliminación explicita. El estado venezolano aplica la laicidad, es laico, más no es ateo.

Sacar a la religión de las escuelas, no de la sociedad, es un deber social vinculado a la igualdad de oportunidades y a la libertad de culto. A nadie se le debería obligar la práctica de ritos o reconocer como verdad a una religión como requisito para optar por un titulo educativo. Esto es lo que ocurre en muchas escuelas en Venezuela. En las primarias venezolanas se imparte obligatoriamente el curso de “religión”, está entendida como “religión católica”. El individuo que no sea cristiano católico, tendrá que abjurar de sus creencias religiosas, su educación parental y familiar, para responder correctamente a la siguiente pregunta en un examen: ¿quién es el único hijo de dios, que murió por nuestros pecados? ó ¿Quiénes conforman la santísima trinidad? Es un absurdo pensar que una chica o chico budista, musulmán, o judío, tengan que responder a sabiendas que esos preceptos son incongruentes con su propia costumbre o religión, así estas denominaciones sean minoría en un país católico.

Al dejar en manos de la iglesia (de cualquier denominación) y de la familia la enseñanza religiosa permitirá que la religión sea una opción personal, sin ataduras ni obligaciones, más allá de convertirse en un requisito para ser ciudadano. En pocas palabras, y tomando el léxico católico, un verdadero acto de voluntad y fe en la religión.

El otro dogma, que esta presente, es el dogma político. Para nadie es un secreto que en la política, al igual que en la religión, existen dogmas de fe. Para algunos malos socialistas esto es Marx, su palabra y su obra, que son tomados como evangelio sacrosanto. Para algunos, el marxismo científico esta más allá del bien y del mal, que suplantó, sobre todo en el periodo de los llamados socialismos “reales”, a la religión por la palabra de Marx. Para nada, y hago la salvedad, en nuestra ley orgánica de educación se incorpora la enseñanza marxista o socialista en la educación, en ninguno de sus niveles (claro esta, solo dentro de los cursos de política) como única enseñanza posible.

Lo mismo sucede, pero sin el mismo revuelo, desde hace mucho tiempo y más continuamente, en la enseñanza basada en los valores del capitalismo. Más propiamente dicho, en los valores del consumismo. Consumir es nuestra única obligación, conseguir dinero, para consumir, nuestra única aspiración en la vida, ser rico o morir en el intento. Esto también es dogmatismo, pero de la acera de enfrente. Lo que hacen las campañas publicitarias que están dirigidas a los niños, que entran al aula mucho mas rápido, es formar una ideología del consumo, de la explotación, del ya para ya, que deforma y se convierte en ansiedad, culpa por ser pobre, por no tener carro, o por no comerte una hamburguesa y una coca-cola. El dogma neoliberal, no es diferente del dogma marxista. Ambos buscan a un ser desconectado, acrítico, para perpetuar un sistema en el que esta prohibido disentir.

Des-dogmatizar a la escuela de la política también es una obligación.

¿Cuál es la máxima obligación? hacer ciudadanos críticos, que sepan descifrar los códigos de los actores políticos, religiosos y económicos, y puedan entender su posición localizada en su entorno, su sociedad. Y apropiarse, hacer suya su sociedad, su estado y su realidad. Los que apoyamos este proceso de cambio no queremos autómatas, que no nos critiquen o no sepan discernir la realidad de la ficcionalidad mediática, venga de donde venga. Que critiquen el consumismo, la alienación, y a la vez, disciernen y critiquen los falsos socialismos, los dogmatismos de la teoría marxista que inundaron al siglo XX. Que tomen sus propias decisiones con todas las herramientas posibles.

La ley aprobada la semana pasada, recoge todos estos principios. No busca crear chavistas, busca conseguir en su evolución educativa a seres humanos, concientizados de su realidad histórica y su potencial futuro. Busca darnos una cultura propia, que ya existe, y que solo falta ser enseñada en nuestras aulas. Bolivarianos somos todos, Robinsonianos, como no. Educar desde esa perspectiva no solo reafirma nuestros valores intrínsecos, también nos hace mejores ciudadanos.

viernes, 7 de agosto de 2009

La Geoestrategia del “Militarismo Pentagonista”

Imagen de: Umpierrez/Uruguay

Juan Bosch, recordado latinoamericanista y presidente de República Dominicana, derrocado por el Imperio Norteamericano, hablo siempre del “Militarismo Pentagonista”. La política de los imperios históricamente se basan en dos pilares, el primero de ellos es la civilización o la cultura, la “transculturización” como hoy definimos al proceso mediante el cual se logra la imposición de un sistema de valores y prejuicios ajenos, para justificar el avance del segundo pilar, que no es otro que el de la fuerza, el uso de la violencia premeditada y sucesiva, de manera que la anexión de un nuevo territorio sea lo más expedita posible.

Lo que nos recordaba Bosch en sus palabras es simplemente lo que hoy vivimos con la instalación de 7 bases norteamericanas en el territorio colombiano. Cerca de 1400 efectivos estadounidenses están hoy en el territorio neogranadino, divididos entre fuerzas regulares y los mal llamados “contratista de defensa”, novedosa figura dentro de la política de guerra norteamericana. La excusa transculturizadora es la “lucha contra el narcotráfico” mezclada con otra excusa, la “lucha contra el terror”. Los valores se disparan por los cañones mediáticos antes que lleguen los cañones reales. Cuatro lanza misiles AT-4 se dicen encontrados en manos de las FARC, de origen supuestamente venezolano, trata de justificar la instalación de las bases.

La estrategia, que es geoestrategia pentagonista, es la de contener los procesos políticos nacionales en Venezuela primero, Ecuador, Bolivia y hasta en Brasil. La base aérea Mariscal Estigarribia, en Paraguay esta a menos de 100 Km. de Bolivia. Otra base paraguaya esta muy cerca del territorio brasileño. Las intenciones de Alan García no se han hecho públicas, pero las ruedas del regimiento mediático siguen avanzando. García ha revivido por televisión al Sendero Luminoso, un grupo extremista maoísta, que se creía extinto, sino muy mermado. No es descabellado pensar que Perú pronto tenga sus bases norteamericanas, cerrando el cerco en contra de Ecuador y Bolivia.

Las riquezas minerales, acuíferas y de biodiversidad latinoamericanas son tan valiosas que todo lo vale. El presidente Chávez dijo, con razón, que solo cuatro países tendrán petróleo al finalizar el siglo, al ritmo actual de consumo. Rusia, Irán, Arabia Saudita y Venezuela. Esta aseveración es suficiente para que se acorrale y se estigmatice a países y a sus líderes. El Amazonas esta en constante peligro de ser invadido para “rescatar la biodiversidad natural de manos de gobiernos irresponsables” como alguna vez oímos decir de un libro de escuela en los Estados Unidos. El Amazonas atraviesa 6 países, Colombia, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Perú y Brasil, todos acorralados por sendas bases militares.

La contra-estrategia latinoamericanista tiene que ser contundente. La reunión de UNASUR debe servir, una vez más, de precedente para que esta militarización del continente por parte de una potencia hegemónica se detenga. Si se continúa este camino, prácticamente y de facto estaremos invadidos por todos los frentes posibles, y no podremos hablar de soberanía, ni de autodeterminación.

Venezuela debe también pensar en su propia geoestrategia. La estrategia de la solidaridad y de la cooperación que tantos buenos resultados le ha dado en términos políticos, debe trasladarse a la estrategia de la seguridad y defensa. El consejo sudamericano de defensa parece una buena iniciativa para iniciar el proceso de desmontar la ofensiva pentagonista e imperial de transculturización y violencia.